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San Vicente

SAN VICENTE DE ALCÁNTARA, UN LUGAR POR DESCUBRIR

Respirar el aire puro, disfrutar de su rica cultura y variada gastronomía, y percibir la hospitalidad y grandeza de sus gentes, son las sensaciones que puedes vivir en el considerado como el centro industrial más significativo de la transformación del corcho en España, la villa de San Vicente de Alcántara. Conocida también como la “Ciudad del Corcho”, la población pacense se localiza al noroeste de la provincia de Badajoz, muy cerca de la provincia de Cáceres y en plena “raia” hispano-lusa.

Se tiene constancia de la presencia humana en este territorio desde la Prehistoria y, de hecho, el término de San Vicente forma parte del importante foco megalítico del centro-oeste peninsular, como atestigua la abundancia de dólmenes, menhires y otros monumentos funerarios.

En la época romana fue numerosa la población diseminada, como así lo demuestra el hallazgo de restos como mosaicos, aras, lápidas, etc., en villas diseminadas por el término. En el siglo XII, se lleva a cabo la repoblación del territorio por parte de la orden de Alcántara, la cual, entre otras actuaciones, construye el castillo de Piedrabuena, una fortaleza señorial incluida en la Ruta de los Castillos de Extremadura. Con un término municipal reducido, que le impide su expansión agraria, los sanvicenteños y sanvicenteñas siempre se dedicaron a las actividades industriales, especialmente desde finales del siglo XVIII y principios del XIX, como el curtido de pieles, la realización de calzado y la fabricación de sombreros.

Sin embargo, la industria corchera ha sido el sector de actividad más importante desde mediados del siglo XIX, hasta la actualidad. Fue en 1855 cuando Pedro Moreno, natural de Aracena, instaló en la localidad la primera fábrica de corcho, tomando gran impulso la fabricación de tapones con la inversión de capital inglés de manos de los Bucknall y Robinson y con la llegada del ferrocarril en 1881.

Hoy en día el principal sustento económico de la población sigue siendo el que proporciona el sector del corcho, ostentando desde 2001, según la Comunidad Económica Europea (CEE) el calificativo de Capital Mundial del Corcho, pues en San Vicente de Alcántara se concentra el 90% de la producción nacional de tapones..

EN EL CORAZÓN DE LA SIERRA DE SAN PEDRO
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San Vicente se encuentra en un lugar privilegiado, entre dos magníficos espacios naturales protegidos, la Sierra de San Pedro, en Extremadura, y la Sierra de São Mamede, en Portugal.

En la Sierra de San Pedro, con sus más de 115.000 hectáreas, alberga un interesante reducto de bosque mediterráneo de gran riqueza, ostentando la declaración de Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA), Zona de Interés Regional (ZIR) y Lugar de Interés Comunitario (LIC). Es este bello paisaje extremeño viven especies en peligro de extinción como el águila imperial ibérica, que con 31 parejas es donde mayor concentración de esta majestuosa ave podemos encontrar; conviviendo con buitres negros, búhos reales, cigüeñas negras, elanios azules, murciélagos, ciervos, muflones, lagartos ocelados, galápagos leprosos, madroños, jaras, tomillos, escobas, romeros, etc., en total, más de 400 especies entre flora y fauna.

Según cambian las estaciones, la Sierra de San Pedro ofrece un verdadero espectáculo visual. Con la llegada del otoño y las primeras lluvias se puede escuchar a los venados berreando, o ver cómo crecen las primeras setas, pues en esta época la zona se convierte en un verdadero paraíso para la micología. La bajada de temperaturas que anuncia la llegada del invierno también sirve para contemplar a las palomas torcaces surcar estos cielos limpios, dando lugar a una magnífica exhibición ornitológica.

Las dehesas de Mayorga y Piedrabuena son el ejemplo en el que conviven encinas y alcornoques con el ganado y demás producción que conlleva, siendo ambas encomiendas que dejan legado de esta “tierra de historia”. 

El final de la Sierra de San Pedro es el inicio del Parque Natural Tajo Internacional, siendo el río Tajo el protagonista de este espacio protegido, haciendo frontera natural con el vecino Portugal.

EL CORCHO Y SAN VICENTE, UNIDOS DESDE EL SIGLO XIX

Pueblo históricamente industrial, con oficios como el curtido de pieles o la abundante fabricación de calzado y de sombreros, San Vicente de Alcántara tuvo un punto de inflexión a mediados del siglo XIX con la llegada de la industria del corcho. 

Una nueva firma inglesa llegará a la localidad en 1861, cuando la población alcanza más de 10.000 habitantes. La llamada “Fábrica del Inglés”, siendo su primer propietario Henry Bucknall con la casa “Bucknall & Sons” primero, y “Cork Manufactures Bucknall Jones” después, tiene en estos momentos el dominio total del negocio corchero local.

Fue en 1845 cuando Thomas Williams Reynolds Hunter, quien ya contaba con una fábrica de corcho en la vecina localidad de Alburquerque, desembarca en San Vicente como el mayor inversor forastero de la localidad, con grandes posesiones en el término, aunque no contó nunca con ninguna fábrica. 

1855 será el año de la aparición de las primeras firmas catalanas en Extremadura, y de la instalación de la primera fábrica de corcho en la localidad de mano de Pedro Moreno, socio de una casa inglesa. Ésta contaba con solo cinco empleados y un capital de 26.000 reales. Una nueva firma inglesa llegará a la localidad en 1861, cuando la población alcanza más de 10.000 habitantes. La llamada “Fábrica del Inglés”, siendo su primer propietario Henry Bucknall con la casa “Bucknall & Sons” primero, y “Cork Manufactures Bucknall Jones” después, tiene en estos momentos el dominio total del negocio corchero local.

El futuro de la industria del corcho llegó en ferrocarril en 1881. El 8 de octubre de ese año tuvo lugar la inauguración de la línea férrea entre Madrid y Lisboa con estación en San Vicente de Alcántara. La implantación de este medio de transporte supuso un gran impulso para el sector, pues permitía dar salida a la producción de una forma más rápida vía el puerto de Lisboa.

George Wheelhouse Robinson será la figura del sector corchero a finales del siglo XIX en el municipio. En 1888 adquirió dos grandes empresas de tapones y en 1890 ya empleaba a más de 1.000 obreros en sus fábricas de España y Portugal, cifras que aumentarían con una compra paulatina de más empresas locales. Estas adquisiciones le permitieron transformar todo el corcho de la región, desde su extracción del alcornoque hasta su transformación en tapón, así como el intercambio de obreros de ambos lados de la raya cuando la situación así lo exigía. 

El cambio de siglo y el año 1902 volverá a marcar el futuro industrial sanvicenteño. El incipiente malestar de los trabajadores del corcho con Robinson debido a graves conflictos laborales será el detonante del abandono de la empresa por parte de muchos de ellos. En este momento fue cuando decidieron montar sus propias industrias familiares, lo que se conocerán como “boliches”,  y a los trabajadores “los bolicheros”. Estas pequeñas empresas de clanes familiares eran talleres artesanales que compraban corcho en el campo y lo trabajaban en sus instalaciones, que estaban dotadas de calderas, bodega, cajones de cuadrar y maquinaria rudimentaria para la fabricación de tapones.

Poco a poco la actividad corchera se fue mecanizando y se creó el gremio de los corcheros, el cual contaba con agrupaciones en defensa de los derechos de los trabajadores como riesgos de enfermedad, accidentes, invalidez, paro o desempleo. Estamos hablando del año 1911.

La regularización del sector se alcanzará tras la Guerra Civil, cuando la industria toma un nuevo impulso con la llegada de firmas catalanas en 1952. Ya en 1980 se crea la Agrupación Sanvicenteña de Empresarios del Corcho (ASECOR), la cual sigue vigente en estos momentos. 

San Vicente de Alcántara cuenta en la actualidad con una treintena de empresas en activo, las cuales dan empleo directo e indirecto a gran parte de la población. El tapón natural, pero en su gran mayoría el aglomerado y tecnológico copan la mayor parte de la producción sanvicenteña, saliendo de la Capital Mundial del Corcho más del 15% de la producción mundial de tapones.

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